Cuando empezamos a trabajar, normalmente tenemos un punto en la cabeza por el que queremos luchar. Queremos desarrollarnos, realizar nuestras tareas con pasión y, sobre todo, no quedarnos quietos. Dedicamos gran parte de nuestra vida al trabajo, por lo que no es de extrañar que deseemos que sea el mejor momento para nosotros. Sin embargo, puede ocurrir que nos encontremos parados. Nos detenemos y no tenemos idea de lo que podría haber estancado nuestro desarrollo profesional.
¿Cuál podría ser la causa de esta condición? ¿Podemos hacer algo al respecto? Intentaremos explicar este problema en este artículo.
¿Se puede superar el estancamiento del desarrollo profesional?
¿Cómo hacer que nuestra carrera avance? El desarrollo profesional es importante para todos nosotros, pero detenerlo puede ser desalentador. Sin embargo, cada uno de nosotros puede superar este estancamiento. Es importante encontrar y comprender el origen del problema. ¿Qué nos puede impedir llegar a la cima?
¿Qué frena el desarrollo profesional?
¿Por qué nuestra carrera se detiene? ¿Cuál puede ser la causa de la inhibición del desarrollo profesional?
Otras personas
Tenemos miedo de que alguien pueda criticar nuestras acciones. Por lo tanto, tratamos de encajar, escuchamos sin pensar las opiniones de los demás, incluso si son el resultado de los celos de querer llegar más alto, ponemos las opiniones de los demás por encima de las nuestras, no prestamos atención a nuestras propias necesidades y deseos y nos da vergüenza hablar en voz alta sobre nuestros planes, porque tenemos miedo de la reacción.
Desequilibrio trabajo-vida
Trabajamos mucho, nos llevamos los problemas del trabajo a casa y viceversa. A pesar de que pasamos casi todos los días en tareas, sentimos que no estamos haciendo nada en desarrollo. Estamos quemados, cansados y no tenemos fuerzas para cuidar nuestro desarrollo profesional.
Baja fe en nuestras propias capacidades
No creemos que podamos hacer más, aprender algo nuevo o entrenar. Incluso si hemos estado haciendo algo durante años, sentimos que lo estamos haciendo mal. No aceptamos elogios, no creemos que los merezcamos.
El cambio de industria nos asusta y, cuando perdemos el trabajo, tenemos la impresión de que no nos va a pasar nada bueno, nos derrumbamos, buscamos cualquier cosa, incluso ajena por completo a las competencias.
Repetibilidad y comodidad
La rutina se ha apoderado de nuestro trabajo. Nuestras tareas casi no requieren esfuerzo, son repetitivas, no tenemos que concentrarnos demasiado, nos sentimos cómodos y esa soltura hace que ni nos demos cuenta de que llevamos mucho tiempo parados, y nuestro desarrollo profesional deja más y más que desear.
Elección equivocada
Hacemos un trabajo que no nos gusta. Las tareas no son un problema para nosotros, pero cada mañana tenemos que motivarnos para levantarnos de la cama e ir a trabajar. Sentimos que estamos haciendo algo contra nosotros mismos, pero podemos hacerlo y tenemos miedo de que, si nos damos por vencidos, perderemos nuestra fuente de ingresos.
Día a día, sin embargo, nos cansamos más y más, y cada vez nos cuesta más generar al menos un poco de optimismo en nosotros mismos.
Falta de motivación
El trabajo es trabajo, no tiene por qué ser agradable, y, acorde a tus intereses, lo más importante es que recibamos un salario gracias al cual podamos vivir dignamente. Por supuesto, si solicitamos empleo pdf y trabajamos principalmente para ganar: tenemos que comer, pagar facturas, etc.
Sin embargo, si el factor principal es el dinero, puede que no sea suficiente para motivarnos a continuar, por lo que dejamos de exigirnos a nosotros mismos. Realizamos tareas, pero no ponemos esfuerzo en ellas. Solo se trata de hacer lo que tenemos que hacer correctamente y tener tranquilidad.
Miedo al fracaso
Sentimos que cambiar de industria o de trabajo nos haría un buen trabajo, pero tenemos aún más miedo de renunciar a todo lo que hemos construido hasta ahora y resultará que no podemos encontrarnos en la nueva realidad. El miedo al fracaso es más fuerte que el deseo de desarrollo profesional.
Falta de formación
El desarrollo profesional requiere, entre otras cosas, una formación constante de tus habilidades. Cuando nos quedamos quietos, se puede considerar que en realidad estamos retrocediendo y pensamos que como ya hemos aprendido algo, eso es suficiente. Olvidamos que toda industria se está desarrollando, encontrando nuevas soluciones que debemos conocer.
Por ello, no dedicamos tiempo a perfeccionarnos a nosotros mismos y nuestras habilidades, lo que hace que parezca que todos los que nos rodean ya están mucho más lejos de nosotros en el camino hacia la cima, lo que puede reducir nuestra motivación.
Demasiado entrenamiento
Por otro lado, sin embargo, vale la pena no exagerar. Los entrenamientos y lo que aprendemos en ellos deben aportarnos algo. Esto significa que vale la pena poner en práctica todo lo que aprendemos.
Sin perspectivas en la empresa
Trabajamos en una empresa en la que en realidad es imposible ascender y somos conscientes de esto. Las trayectorias profesionales no están definidas, nos gustaría hacer más, desarrollarnos, pero no tenemos idea de cómo podríamos hacerlo. Adquirimos nuevas habilidades, pero profesionalmente seguimos parados.
Falta de competencia
Aunque llevamos años trabajando y realizando muchas tareas diferentes, nos parece que no tenemos competencia. No nos dejamos convencer de que todo el mundo tiene competencias y el hecho de que los trabajos que nos interesan no coincidan con ellos no significa que seamos inútiles.
Perfeccionismo excesivo
Queremos hacerlo todo al 120%, pero al final no estamos del todo satisfechos con nada. Reaccionamos de mala gana a los elogios, y podría haber sido mejor a nuestros ojos. No permitimos que otros cooperen porque sentimos que haremos algo mucho mejor nosotros mismos.
Si estos puntos coinciden con nuestro comportamiento, podemos verlos como las razones por las que nuestro desarrollo profesional se ha detenido. Sin embargo, darse cuenta es el primer paso perfecto para despegar y prosperar.